martes, 12 de agosto de 2008

Luciendo victoria

A sabiendas de tu fuego
resulta más complicado
que sin cuidado te toque,
que me queme, me equivoque.

Sin ser modesto ni errado
ya no lloro, ni me asusto.
Probé el gusto del fracaso,
ya he tomado de ese vaso.

Ni mis amigas son novias
ni tus amantes, maridos.
Tu ombligo no es el del mundo
pero en tus ríos me hundo

y, cada tanto, en mis penas:
tus arenas movedizas.
Date prisa, la cornisa
confluye siempre en mis venas

y en mi corazón incierto,
quiero lo que nunca tengo.
Pero no quiero tenerte,
temo no poder quererte.

No luzcas más tu victoria
ni la exhibas cual trofeo,
es feo que una princesa
se burle de un prisionero.

No hay comentarios: